En este hermoso poema, Bécquer, compara a su amada
con la pureza de una azucena tronchada de oro y nieve.
Rima XIX
Cuando sobre el pecho inclinas
la melancólica frente,
una azucena tronchada
me pareces.
Porque al darte la pureza,
de que es símbolo celeste,
como a ella te hizo Dios
de oro y nieve.
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la melancólica frente,
una azucena tronchada
me pareces.
Porque al darte la pureza,
de que es símbolo celeste,
como a ella te hizo Dios
de oro y nieve.
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Poemas de amor