Con las palabras Pasaba arrulladora en su hermosura
empieza este bello poema de Bécquer.
¿Por qué no quido detenerla? He ahí la pregunta.
Pasaba arrolladora en su hermosura,
y el paso le dejé;
ni aun a mirarla me volví, y, no obstante,
algo a mi oído murmuró: ''Ésa es.''
¿Quién reunió la tarde a la mañana?
Lo ignoro: sólo sé
que en una breve noche de verano
se unieron los crepúsculos y... fue.
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y el paso le dejé;
ni aun a mirarla me volví, y, no obstante,
algo a mi oído murmuró: ''Ésa es.''
¿Quién reunió la tarde a la mañana?
Lo ignoro: sólo sé
que en una breve noche de verano
se unieron los crepúsculos y... fue.
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