jueves, 1 de enero de 2009

Gustavo Adolfo Bécquer - rima XLIII

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Una de esas noches dolorosas
en la que la soledad, ya sea por
abandono o por enfermedad
aquejan a nuestro poeta.
Otro excelente poema de Bécquer.


Rima XLIII

Dejé la luz a un lado, y en el borde
de la revuelta cama me senté,
Mudo, sombrío, la pupila inmóvil
clavada en la pared.


¿Qué tiempo estuve así? No sé: al dejarme
la embriaguez horrible de dolor,
expiraba la luz y en mis balcones
reía el sol.


Ni sé tampoco en tan terribles horas
en qué pensaba o que pasó por mí;
solo recuerdo que lloré y maldije,
y que en aquella noche envejecí.

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