jueves, 12 de marzo de 2009

Salmo XXII de Francisco de Quevedo

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poema: Salmo XXII de Francisco de Quevedo
Pues le quieres hacer el monumento
en mis entrañas a tu cuerpo amado,
limpia, suma limpieza, de pecado,
por tu gloria y mi bien, el aposento.

Si no, retratarás tu nacimiento,
pues entrado en mi pecho disfrazado,
te verán en Pesebre acompañado
de brutos Apetitos que en mí siento.

Hoy te entierras en mí con propia mano,
que soy sepulcro, aunque a tu ser estrecho,
indigno de tu cuerpo soberano.

Tierra te cubre en mí, de tierra hecho;
la conciencia me presta su gusano;
mármol para cubrirte dé mi pecho.
poema de Francisco de Quevedo

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